30.7.08

treinta y dos

Y caminamos de la mano, apurados por el frio, callados y de noche. Como tantas veces, como ninguna.

Calles pasando rapido y las siete cuadras mas largas nene, a cada paso a cada frenada de tus manos y la piel. Hasta la ventana y la pregunta y nene solo dios sabe porque hace tanto tiempo, y tu abrazo y mi miedo y el invierno tan metido adentro. Y el calor que nos apura el paso.

Y el espejo que me mira y tu boca que lo pide, y te veo, mi pelo desdibuja tus facciones, y ni tu boca en mi sexo importa, desdibuja. Tus ojos vuelven a ser el centro, lo inevitable. La pregunta. Tus ojos y esa pregunta. Y vos que sabes casi alguna respuesta tenes la mia en la punta de la lengua.

Y tu cuerpo todo, que reconoce el vicio antes que el sentimiento, hecho asi, tan sencillo y desnudo para mi.

Y me abrazabas, como sabiendo despedida y final, y tu pecho por primera ves y el abrigo de tu cuerpo.

Tan dulce es el final.

Que si lo pienso ni yo me lo creo demasiado.

Que si el me cuida o oficia de padre, que te hago sentir o que te falta, no se, tanta cosa mezclada, tanto todo.

Si, ya se, es lo que podes, y podes ahora y esta bien, y es bello y es valido y es injusto, como la puta madre es injusto.

Y estas solo y no queres hacerme mal, y yo que no se. Que quiero tus ojos clavados en mi por el tiempo que dispongas. Y eventualmente me parece que justificaría el lime, la locura. Porque como que no quiero estar sin vos, como que no se si puedo vio. No se

Y vos que no dijiste ni una ves quedate con migo, porque obvio nene, uno puede hasta donde puede, y vos pudiste demasiada dulzura junta como para pedirte otra cosa. Injusta yo que te ubique en el lugar incorrecto, fingiendo durante demasiado que solo sexo y a la mierda el resto

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